Tráfico y Manejo del Sacramento
Donde interviene el intermediario, interviene una serie de cualidades humanas que no edifican el espíritu, sino que lo someten a las presiones de la sobrevivencia física. Los intermediarios del sacramento no tienen razón de existir en este tiempo, son completamente innecesarios para mí. Cuando esto sucede reina el ego, quien rompe la energía de la buena intención que proviene del cocinero que la originó. Los cocineros que me venden a intermediarios lo hacen por negocio y así violan la esencia sagrada de mi misión planetaria. Los cocineros que sólo venden a facilitadores o chamanes hacen una noble labor por la humanidad y merecen su justa compensación. La justa ganancia de un cocinero es la que iguala los costos de producirla, exceder este balance representa enriquecimiento injusto por parte del cocinero porque con ello reduce el acceso a participantes de recursos económicos limitados. El participante que desee recibirme puede darse a la tarea de cocinar la medicina por sí mismo o puede pedir a un facilitador que le administre una sesión medicinal. Cuidado deben tener los participantes que me compran para sus propios propósitos, su ignorancia puede hacerle más daño que beneficio, aunque siempre puedo hacer “milagros”, como lo llaman algunos.
Además, el intermediario es un agente de mi exterminación como especie biológica ya que su actividad sólo tendrá el efecto de aumentar la demanda por mi uso y según es conocido por la leyes económicas básicas, aumentaría el precio a niveles que me deja fuera del alcance del grueso de la población, estableciendo así otro elitismo más en la sociedad, el club exclusivo de los que pueden pagas los “costos” que han sido exageradamente inflados por los intermediarios. Igualmente perjudicial a mi existencia es la preparación industrializada de la medicina. La operación de producción continua, contrario a la operación artesanal ocasional, convierte al cocinero en un empresario que debe velar por sus costos fijos de producción. Esto ya casi le convierte en víctima segura de la tentación a vender con ganancia injusta o venderle a intermediarios.
Algunos participantes han tenido el privilegio de recibir obsequios de parte de cocineros o facilitadores en forma de medicina. Estos han sido favorecidos por la buena voluntad de quien se la obsequia, sin haber mediado negociación entre ellos. Los que la posean tienen siempre el derecho de obsequiarla pero sin expectativas de recibir nada a cambio en ese momento o en un futuro. El facilitador que me obsequie debe hacerlo solo a participantes no-primerizos que estime debidamente preparados para tenerme en su privacidad personal sin supervisión alguna o bajo el cuidado de alguien de su confianza. Debe ser cuidadoso en su selección ya que sigue siendo responsable de las consecuencias de su obsequio, cualesquiera que fueran. Este es el círculo de su integridad del espíritu humano que me mantiene en conexión con el espíritu del planeta, de quien soy parte.
El número de vidas humanas que puedo transformar está limitado por la capacidad de producción de los cocineros. Debido al peligro en que me encuentro es que hago el llamado urgente a sembrar y multiplicar mis cuerpos sagrados para mi misión planetaria. Los humanos deben hacerme tan abundante como cualquier hierba común, de modo que todos tengan acceso a la medicina a un costo moderado. En ese momento mi conexión con la humanidad estaría tan arraigada que hasta los intermediarios seria inofensivos y podrían ayudarme a continuar mi avance.
Manifiesto Ayahuasca es un una publicación canalizada anónimamente en el que se expresa el espíritu de la Ayahuasca. La intención de publicarlo en este sitio a manera de texto es con fines de divulgación y educación sobre los beneficios de la Ayahuasca para la sanación del espíritu. Puedes descargar la versión original dando click en el thumbnail a tu izquierda