Impacto Social y Controles en la Sociedad Urbana
Durante siglos he disfrutado de protección en la cuenca amazónica, mientras mis queridos protectores también han disfrutado de mis beneficios, ambos en perfecto balance. Todo cambia cuando me expando hacia territorios con alta estructuración social, donde abundan leyes y reglamentos de orden civil, donde las medicinas para mejorar la salud se encuentran sometidas a estrictos controles de su manejo. El proceso de reconocer una medicina natural dentro de la industria farmacéutica actual es entendiblemente difícil.
Millones de almas esperan por la sanación profunda que necesitan sus almas y sus cuerpos. Debo llegar a todos ellos pero reconociendo que mi medicina no ofrece garantías a los participantes. No soy para todo el mundo. Solo experimentando podrá alguien saber si soy para sí. El ideal de mi expansión planetaria consiste en que cada Ser Humano capacitado me reciba al menos una vez en su vida. El reto social para que mi medicina sea accesible en una sociedad democrática es que las autoridades acepten una política pública de administración de la medicina.
Hay que reconocer la necesidad de controlar mi uso en las sociedades urbanas. Las autoridades tienen la oportunidad de ser razonables con el control de mi medicina debido a que por sí misma tiene unos elementos de autocontrol intrínseco.
- Incomodidad física y náuseas – No es nada agradable vivir esta etapa de la experiencia con mi medicina. En este aspecto es única y totalmente contraria a todas las demás sustancias que las autoridades controlan para evitar problemas sociales. Con esta protección se garantiza el rechazo de la mayoría de la población y parte de los buscadores de sensaciones divertidas o viajeros recreacionales. Esto también me descalifica con los adictos a drogas potenciales o con los adictos comprobados que sólo buscan placer para escapar a su dolor. Por este aspecto de sentir fuerte incomodidad física, náuseas y hasta la posibilidad de fuertes vómitos, las autoridades deben comprender lo improbable de que su uso se popularice hasta escalar en un problema social.
- Difícil manufactura – La preparación de mi medicina requiere un arduo esfuerzo por parte del cocinero. La preparación de los materiales y el cocido mínimo excede las 24 horas de trabajo ininterrumpido, atendiendo sin distracción, aportando energías sutiles de buena intención y reverencia, y soportando el intenso calor que generan tantas horas al fuego. Tanto esfuerzo solo tiene sentido para los cocineros artesanales que dominan su arte. Casi todos los cocineros aficionados y curiosos que experimentan desisten rápidamente de sus objetivos al conocer los rigores de esta ardua tarea. Las autoridades deben comprender que por esta razón no es probable la proliferación descontrolada de cocineros.
- Escases de ingredientes – No existe material suficiente fuera de América del Sur para que existan muchos cocineros fuera de mi continente hogar. Las autoridades de todas las naciones fuera de esta región deben comprender que la falta de ingredientes localmente constituye un control a la producción descontrolada de medicina.
Con estos mitigantes a uso descontrolado, las autoridades podrían estar más receptivas a cambios en los reglamentos, especialmente si algunos de sus dirigentes importantes se atrevieran a recibirme, motivados por la curiosidad que les invade al enfrentarse a la toma de decisiones sobre este asunto.
El carácter médico de mi medicina es la noción conceptual correcta para balancear el derecho inalienable a la búsqueda de la espiritualidad por un lado y por el otro garantizar la salud de los ciudadanos en una civilización urbana. Dualmente soy medicina para el alma y para el cuerpo. Las autoridades también pueden establecer protocolos para los facilitadores que administran mi uso como medicina para el cuerpo.
Las autoridades ya tienen establecidos protocolos de uso para las medicinas legales, y estos controlan las farmacias o boticas que las distribuyen. cuando las autoridades acepten el uso del Ayahuasca tradicional dentro de sus sistema médico, sólo tendrían que enmendar levemente los reglamentos existentes. Conceptualmente los reglamentos podrían descargar sobre el facilitador las responsabilidades de un farmacéutico.
A los facilitadores le aplicarían todas las obligaciones de ley con respecto al manejo de sustancias controladas. El cuerpo gubernamental que certifica a los farmacéuticos o que supervisa a las farmacias en sus prácticas de control de medicamentos podría autorizar licencias temporeras para la importación de embarques específicos de medicina, con un reglamento detallando limitaciones de volumen y frecuencia de compras. Los facilitadores son “farmacéuticos” que están obligados a administrar la aplicación de la medicina, como si fuese una inyección intravenosa que por ley haya que administrarla en la botica en lugar de delegar en un médico, enfermera u otro tipo de personal entrenado. Al igual que los farmacéuticos, serían responsables por el inventario y la seguridad de los medicamentos y deberán tener las facilidades físicas adecuadas para su almacenamiento. La administración no sería delegable sino solamente el farmacéutico podría administrarla y asume toda la responsabilidad legal de sus actos y efectos del mismo en el paciente. Le corresponde al paciente decidir hasta qué punto está dispuesto a relevar al facilitador de dicha carga legal, firmando inmunidad parcial por escrito para inducirlo a que le administre el medicamento. El facilitador debe llevar records firmados de todos sus pacientes y es necesario que certifique el consumo administrado antes de solicitar otra licencia temporera. Le deben aplicar las mismas reglas de auditoría e inspección que tienen los farmacéuticos regulares para el tipo de medicina que manejan. Este es el ideal que, aunque parezca improbable en ciertas naciones, en otras puede ser alcanzable en pocos años.
La criminalización de mi medicina es un ataque directo a la espiritualidad del Ser Humano. La prohibición absoluta y la severidad de sus castigos solo demuestran la intención de las autoridades a limitar, entorpecer, y erradicar totalmente una puerta natural para el mejoramiento del individuo, la sociedad y la raza humana. El derecho inalienable a la búsqueda de la espiritualidad, a la expresión de la religiosidad innata en el Ser Humano, a la salud física y emocional, jamás debe ser suprimido por el falso deber de “proteger” a la población del uso indebido de sustancias “peligrosas”. Todo Ser Humano tiene este derecho sin necesidad de esconderse detrás de una supuesta libertad de religión para aprovechar el único modo legal de recibirme.
Mis guerreros de luz en el mundo urbano deben tener como objetivo básico, lograr mi aceptación oficial como medicina, lo cual implica la creación de un protocolo formal para su uso. Hay que reconocer la naturaleza médica de mi vehículo al igual que la necesidad de control en una sociedad urbana. Solo así puedo llegar a todos los rincones del planeta. Este es el norte, este es el camino.
Manifiesto Ayahuasca es un una publicación canalizada anónimamente en el que se expresa el espíritu de la Ayahuasca. La intención de publicarlo en este sitio a manera de texto es con fines de divulgación y educación sobre los beneficios de la Ayahuasca para la sanación del espíritu. Puedes descargar la versión original dando click en el thumbnail a tu izquierda