Hongos Psilocibes, Ayahuasca, Wachuma Mexico

Las plantas maestras no solo nos entregan su medicina a través del cuerpo físico. También trabajan en sintonía con el ritmo natural del cosmos, los ciclos solares y lunares, la energía del entorno y la tradición que las resguarda desde tiempos ancestrales.
Una de las preguntas que surge entre quienes comienzan a caminar el sendero de la medicina es:
¿Por qué algunas se toman de noche y otras de día? ¿Es posible hacerlo a otra hora? ¿Cambia la experiencia?

La respuesta tiene múltiples dimensiones: energéticas, culturales, fisiológicas y espirituales. A continuación, exploramos el porqué de estos tiempos sagrados y lo que implica honrarlos.


La Noche: el dominio de la Ayahuasca

La Ayahuasca es una medicina de la sombra, del misterio y de la profundidad del alma. Su espíritu trabaja en los planos del subconsciente, revelando lo que ha sido ocultado, reprimido o negado. Por eso, tradicionalmente se toma durante la noche, bajo el resguardo del silencio, el fuego, la selva, y las estrellas.

¿Por qué de noche?

  • En la oscuridad, la visión interna se amplifica: los sentidos físicos se apagan para que el mundo interior se manifieste con fuerza.
  • Es un momento de introspección, muerte simbólica, y renacimiento. La noche nos invita a soltar el control, a entrar en lo desconocido.
  • En las culturas amazónicas, la noche es la maestra, y el canto de los ícaros se convierte en la guía entre dimensiones.

¿Qué pasa si se toma de día?

Aunque hay experiencias de Ayahuasca en el día (por ejemplo, durante festivales o sesiones modernas), suele haber más distracción, mayor estimulación visual externa y menos profundidad en la inmersión interna. La medicina actúa, pero no siempre con la misma intensidad ni con la misma claridad.


El Día: el camino solar del Wachuma (San Pedro)

A diferencia de la Ayahuasca, el Wachuma es una medicina solar. Su energía es expansiva, vibrante, amorosa. Trabaja desde el corazón, la percepción consciente y la conexión con la vida.

¿Por qué se toma de día?

  • El sol es su aliado. El Wachuma potencia la conexión con la naturaleza, el cuerpo, los elementos, la tierra viva.
  • Durante el día, la conciencia permanece lúcida, atenta, serena. No se apaga la mente, sino que se alinea con el corazón.
  • En las culturas andinas, el sol (Inti) es fuente de sabiduría y sanación, y el Wachuma se toma caminando en la montaña, contemplando el cielo, o en contacto con los árboles, ríos y piedras.

¿Y si se toma de noche?

La experiencia puede volverse más mental o confusa. El Wachuma no es una medicina para entrar en el inframundo, sino para reconciliarse con la luz del ser. En oscuridad, pierde parte de su medicina natural.


Hongos sagrados: entre el sol y la luna

Los hongos psilocibes —conocidos como “niños santos” o “carne de los dioses”— tienen una energía versátil.
Pueden tomarse tanto de día como de noche, dependiendo de la intención, la dosis y el contexto.

De día:

  • Favorecen la conexión con la naturaleza, el juego, la percepción sensorial expandida.
  • En dosis bajas o medias, el día permite un viaje activo, creativo, abierto.

De noche:

  • En sesiones más profundas, la noche lleva a la introspección, al viaje interno, a la sanación emocional y espiritual.
  • La tradición mazateca, por ejemplo, realiza las veladas sagradas con hongos de noche, en espacios cerrados, cantando y rezando.

¿Y si cambio el horario de una medicina?

Modificar el horario tradicional de una planta no está prohibido, pero sí altera la naturaleza de la experiencia.
No es lo mismo abrir el corazón con Wachuma bajo el sol que intentar hacerlo en completa oscuridad. Tampoco es igual atravesar el subconsciente con Ayahuasca a plena luz del día, donde la visión interna puede diluirse.

Las tradiciones no son reglas rígidas, pero son mapas trazados con sabiduría por cientos de generaciones. Honrarlas es una forma de respetar la medicina, sus tiempos y sus guardianes espirituales.


Cada medicina tiene su hora, su ritmo, su sol y su luna

En este camino, más que preguntarnos qué se puede o no hacer, es valioso preguntarnos:
¿Desde dónde lo estoy haciendo? ¿Estoy alineado con la energía de la planta, con su intención, con su espíritu?

Escuchar la voz del tiempo es también escuchar la voz de la Tierra.
Y cuando el cuerpo, la planta y el momento sagrado están en armonía,
la sanación fluye como un río,
con dirección, con sentido, con amor

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