La chacruna (Psychotria viridis) es mucho más que una planta; es un puente entre lo tangible y lo místico, entre lo visible y lo oculto. Esta hoja, utilizada por siglos en ceremonias amazónicas junto a la ayahuasca, guarda secretos que la ciencia apenas comienza a desentrañar y que la tradición ancestral ha venerado como portadora de visiones y sanación.

Desde un enfoque químico, la chacruna contiene DMT (dimetiltriptamina), una molécula psicoactiva conocida como “la molécula De Dios”. Este compuesto, activado por los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) presentes en la ayahuasca, permite que las visiones florezcan y el viajero espiritual entre en contacto con planos de conciencia más profundos. Además, estudios sugieren que el DMT podría estar relacionado con experiencias de trascendencia, sueños lúcidos y procesos de sanación a nivel neuronal.

Pero la chacruna es mucho más que su química. Según las tradiciones chamánicas, cada hoja contiene espíritus guías que nos ayudan a “ver” lo que necesitamos sanar, entender o liberar. Es conocida como una planta visionaria, que abre portales hacia otras dimensiones, trayendo mensajes del pasado, el presente y el futuro. En sus patrones vive la conexión con el universo, y en sus raíces, el conocimiento ancestral que nos recuerda quiénes somos en esencia.

La chacruna nos invita a reflexionar sobre la conexión entre la ciencia y la espiritualidad. Su magia no se limita a sus propiedades químicas, sino que trasciende hacia lo intangible: el misterio de cómo puede guiarnos en procesos emocionales, espirituales y físicos de transformación profunda.

¿Has sentido alguna vez su magia? Comparte tus experiencias o reflexiones sobre esta planta sagrada.