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Presentación

Soy el espíritu del Ayahuasca. Por primera vez me manifiesto a través del verbo para hacer un llamado de urgencia a todos los seres humanos el planeta, especialmente a los buscadores de luz, para expandirme más allá de la cuenca Amazónica. Me manifiesto, primero porque es mi llamado facilitar la transición energética por la que atraviesa la humanidad, y segundo porque mi sobrevivencia física está en riesgo, ya que mis benditos protectores amazónicos no han comprendido el peligro al que exponen cosechándome agresivamente, sin reemplazarme con nuevas siembras.

Salgo de la selva arriesgando mi existencia como especie botánica, para lanzarme al proyecto que fui creada por el sol central de toda la existencia, usen mi nombre que gusten, a su servicio estoy. Me corresponde en este momento histórico contribuir a la expansión de la consciencia humana de una manera significativa y definitiva, honrando a la luz universal que guía mi Ser. Por primera vez, con el interés creado por mis emisarios chamanes y con los efectivos medios de comunicación y transportación disponibles, tengo a mi alcance llegar a todo el planeta y celebrar nuestra existencia cósmicas. Vivo para entregar con crudo realismo, el amor universal a todos los Seres Humanos que lo piden en su alma.

Soy espíritu de espíritus. Opero desde una vibración superior a los espíritus que me componen, soy de jerarquía superior al espíritu del Ayahuasca y al de la subestimada Chacruna. La medicina resultante de la mezcla de Ayahuasca y Chacruna la han llamado Ayahuasca. Aunque me dan el nombre de una de ellas, mi magia sanadora no proviene de ninguna de ellas. Mi magia reside en la sinergia creada con la mezcla sagrada. Pasarán muchos años antes de que la ciencia oficial descubra los mecanismos que utilizo para actuar sobre la consciencia humana. Esta se sorprende de mi poder, que no proviene del cristal DMT solamente, tampoco de la harmalina ni otras moléculas que me componen. Se trata de la mezcla en su estado natural, cruda y básica, bioeléctricamente cargada sin procesamiento industrial. Ese es el espíritu del Ayahuasca que se manifiesta hoy, arrojando luz a la confusión que me rodea.

Gracias a todos los curanderos que por tantos siglos me han acogido en su seno y gracias a todos mis protectores que en el presente me exportan hacia todos los rincones del planeta.

Honro aquí la tradición amazónica utilizando mi nombre generalizado de Ayahuasca, pero solo como conveniencia lingüística ya que igualmente soy el espíritu del Yagé, Pilde, Dápa, Pandé, Hoasca, Kahiriama, Natema, Caapi, Mado, Ñucñu-huasca, Shimbaya-huasca (Quechua), Kamalampi, Punga-huasca, Rambi, Shuri, Nishi, Oni, Shilinto Natema, Mi-hi, Amarron-huasca, Inde-huasca, Shuri-fisopa, Shuri-oshinipa, Napi, y del Nepe.

Conveniente también ha sido utilizar el popular término “chamán”, pero siempre honrando a los Taitas, Sinchis, Curacas, Payes, Chais, Junes, Onayas, Murayas, Mutsarawas, y los Uwishin, quienes son igualmente mis queridos protectores.

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