El escarabajo fue uno de los símbolos más importantes y sagrados en la cultura egipcia. Los antiguos egipcios creían que el escarabajo era un símbolo de la resurrección y la renovación de la vida después de la muerte, y su nombre, “jepri”, significa “el que se convierte en sí mismo”.
El escarabajo pelotero era un insecto común en el antiguo Egipto, y los egipcios observaron que rodaba su bola de estiércol hacia su madriguera, que parecía estar recreando el movimiento del sol en el cielo. Esto llevó a los egipcios a asociar al escarabajo con la regeneración y la vida eterna, y a verlo como un símbolo de la creación continua del sol.
El escarabajo se convirtió en un símbolo prominente en la religión egipcia y en el arte, y a menudo se le representaba en los amuletos funerarios. Estos amuletos proporcionaban protección y buena suerte en la vida después de la muerte, y se creía que el escarabajo ayudaba al difunto a alcanzar la vida eterna.
El escarabajo también se asoció con el dios Ra, el dios del sol, y se creía que empujaba el sol por el cielo cada día. Esto simbolizaba la regeneración y la vida eterna, y el escarabajo se convirtió en un símbolo importante en los rituales diarios de adoración a Ra.
Además, el escarabajo se tallaba en los sellos y se usaba como joyas y adornos, y a menudo se daba como regalos a los visitantes extranjeros como símbolos de amistad y buena voluntad. El escarabajo también se representaba en las paredes de los templos y las tumbas, y se creía que proporcionaba protección y buena suerte a quienes los veían.
En resumen, el escarabajo fue un símbolo extremadamente importante en la cultura egipcia, representando la resurrección y la renovación de la vida después de la muerte, la regeneración y la vida eterna, y la creación continua del sol. Su presencia en los amuletos funerarios, los rituales diarios de adoración a Ra, y en los sellos y joyas, muestra su importancia en la vida cotidiana y la religión de los antiguos egipcios.
Fotografía: Gus Fonsil